Nos quieren hacer ver, más bien nos venden, esta Monarquía Española como moderna, que se adapta a los tiempos –que remedio les queda-, por lo que en su discurrir diario pueden encontrarse o enfrentarse a una serie de vicisitudes y situaciones como cualquier familia normal (sic).
El príncipe se casa con una cualquiera –entiéndase, no de sangre Real como sus ancestros-, además divorciada, que recientemente ha recibido una reparación facial y no pasa nada. Y en este momento se lazan como una jauría de lobos hambrientos a denostar e infamiar al pobre exmarido, por el simple hecho de dejar de serlo. Quitándole el Ducado de Lugo –en los tiempos actuales algo vacío de contenido-, desterrando su efigie del museo de cera (con publicidad, alevosía y un poco de recochineo), borrando su existencia de la página web de la Casa Real y apartándole subrepticiamente de las empresas y fundaciones en las que trabajaba
Esto último da que pensar. La infanta Elena es actualmente, Directora de Proyectos Culturales y Sociales de la Fundación Mapfre, la Infanta Cristina es Directora del Área Social de la Fundación La Caixa, en Barcelona, ciudad donde reside –datos tomados de la Casa, por lo visto poco actualizados para alguna cosa (éste es el caso) y en cambio para otras no tanto- y Don Iñaki, consorte de la Infanta menor, actualmente forma parte de los consejos sociales de diversas fundaciones españolas e internacionales, tales como la Fundación Balia por la infancia, la Fundación Equipara, y la Fundación Eisenhower Fellowships. Ante lo señalado surge una incógnita ¿esos trabajos son conseguidos por su valía profesional o en cambio son otorgados por su condición, y en el caso de los varones por su compromiso matrimonial?
En la vida real no se puede emplear la técnica de cortar y pegar, por ende tampoco en la Historia y mucho menos cuando se trata de personas (seres humanos, concepto que habría que depurar en los tiempos que corren).
La Historia es lo que es (un acontecimiento pretérito). Se puede interpretar, tergiversar, manipular, falsear, suplantar, adulterar. La verdad absoluta en este campo no existe (un hecho determinado puede interpretarse de mil maneras, influidos o contaminados por una ideología o por contar con nuevos elementos de juicio) aunque posiblemente podamos acercarnos a ella. Pero hay una cosa que jamás se podrá lograr con la Historia: BORRARLA. Los sucesos y acontecimientos están ahí y hay permanecerán -pese a quien le pese-, per secula seculorum.
4 comentarios:
Señor: ¡Sí, señor!
Totalmente de acuerdo, precisamente nosotros también hemos escrito del tema que más allá de monarquía si monarquía no, va de manipulación de la opinión pública e intento de anular la historia.
Buenas tardes Gyoni! Muchas gracias por tu visita! Estoy de acuerdo contigo en la necesidad de conservar la historia, vamos, de no borrarla (imagínate cuando de inventarla se trata). Efectivamente, los acontecimientos están ahí. Y en este sentido, el duque de Lugo (o ex duque, me da igual) sigue siendo el padre de sus hijos. No tengo ni idea del comportamiento que ha tenido antes, durante o después de su matrimonio con la infanta, pues me importa bastante poco. Pero es un hecho que dos infantes de la corona (que hasta el momento es nuestro régimen político) son sus hijos.
Lo que apuntas de las Fundaciones es cierto, aunque tampoco me importa mucho, pues, como más o menos dejo caer en mi entrada, antes de las cuentas y oficios de la Corona, habría que revisar las de todas las instituciones del Reyno. Un saludo cordial.
Yo tenía una goma Milán de esas y le ponía un 5 detrás y después MADRID 0.
Un abrazo.
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