Los niños, al menos de mi época, jugábamos a policías y ladrones, nos peleábamos siempre porque queríamos ser policías y nunca ladrones, nadie quiere ser el malo de la película.
En la actualidad ya no se lleva eso de ser el bueno o justiciero, desgraciadamente los ejemplos son múltiples, para que engañarnos no siempre triunfa el bien, resulta mas rentable ser malo o al menos da o suele dar mejores frutos, me refiero a los de guante blanco.
Todo esto puede ser producto del cambio experimentado por la sociedad, como en el caso de los juegos infantiles, hemos pasado de juegos en los que primaba la inventiva individual o colectiva, a juegos electrónicos tipo play station, en los que el vandalismo, las catástrofes o peleas, lo invaden todo.
El Ministerio de Sanidad patrio quiere que volvamos a jugar a ser policías, y nos conmina a denunciar a los establecimientos en los que por ley esta prohibido fumar y no se respeta esa norma.
Quien quiera jugar a este juego se va a poner las botas, pudiendo denunciar a diestro y siniestro, porque la realidad hace que esta prohibición coercitiva y desmedida (no se ataja el origen del problema, que es la venta) no se cumpla en la mayoría de los establecimientos, ya sea por desidia o imposibilidad del propietario de llevar acabo esa medida -como dicen algunos de ellos, no son policías-, y en el caso de recriminar esa conducta a algún osado trasgresor de la norma ellos se llevan el rasca polvo.
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