Uno de los deportes patrios favoritos es el de vender la piel del oso antes de cazarlo, y el de realizar las cuentas de la lechera con el dinero que se va a obtener con su venta.
Esto es lo que ha ocurrido, con la SELECCION ESPAÑOLA DE FUTBOL. Nos las prometíamos todos, menos algún separatista de pacotilla, muy felices, con el grupo que había formado Luís Aragonés, por fin teníamos un equipo competitivo. El inicio del campeonato fue sensacional, lo que dio alas para pensar que este año seria posible, al menos, llegar a semifinales.
De todo esto se encargaron los medios de comunicación, ensalzando las virtudes del combinado español.
Pero como siempre, llego Paco con las rebajas, en este caso Zidane (vaya campaña la realizada con el Madrid, y como se esfuerzan ahora, lo mismo ocurre con los brasileños de este equipo) y nuestras ilusiones se van al traste, o al baul de los deseos.
Ahora toca el turno de vendernos la burra con el que se han sembrado los mimbres para conseguir una gran cosecha, en un tiempo no muy lejano.
El forofismo vivido en torno a la selección, ha sido creado por una acción de marketing (no sólo de compañías mercantiles, si no también de periódicos y televisiones, cuya finalidad era vender de forma subliminar más.
Esperemos que no tarde mucho en llegar un día en que esas campañas de grandes tiendas que dicen que si España llega a la final te devuelven el dinero de lo comprado, se hagan realidad.
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