La política de portero palomitero, llevada a cabo por el gobierno de ZP, puede dar sus frutos, de hecho los da, en un primer momento, pero luego la realidad diluye esos frutos, quedándose en nada.
Un caso paradigmático es el de el llamado matrimonio homosexual. Como ese portero palomitero, que en momento, hace una gran palomita en una jugada sin peligro -que pararía hasta un abuelo-, pero cuando realmente su equipo le necesita, canta, como se suele decir, por soleares. Eso es lo que le ha ocurrido con uno de esos grandes avances conseguidos gracias a ZP, una acción de gran repercusión mediática, sobretodo en medios afines, pero carente de relevancia e interés social.
De cara a la galería y con el fin de consagrarse como un aventajado de su tiempo, se aprueba ese tipo de uniones, pasado el tiempo se ve que lo que se creía una panacea para ese grupo de personas, en realidad se queda en algo programático y vacío de contenido. De este modo, se ve que esas uniones contra natura, son un fiasco.
Ya se ha producido la primera demanda de separación en este tipo de uniones. No ha sido llevada acabo por unos unos cualquiera, si no por unos de los principales activistas de este guirigay.
El tiempo da y quita razones, y este es un claro ejemplo. No se puede equiparar el matrimonio heterosexual, con el homosexual , los experimentos se deben realizar con gaseosa, y mas cuando afectan a personas. ¿Qué ocurrirá con las adopciones de estos colectivos?, seguramente les llevaran a un nuevo fiasco.
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