Emilio esta desesperado, dice que cualquier día se lanza por un balcón de los muchos que ve. No son tendencias suicidas ni que quiera practicar el puenting, sino que la primavera la sangre altera.
Con el buen tiempo, las féminas comienzan a quitarse ropa, según su visión, y en esta época lucen, algunas, unos grandes escotes, que es lo que Emilio llama balcones, y cualquier día se lanza a uno, sin importarle las consecuencias que ese acto pueda acarrear.
Desde su puesto de trabajo, ve como se asoman cada día algunos balcones de impresión, y como el no es escrupuloso, se amoldaría a cualquiera (de más o menos edad). En mi pueblo a estos individuos se les llama salidos, por ser finos, y él lo esta mas que un pico.
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