viernes, 30 de octubre de 2009

Coherencia versus Incongruencia

Lo que la ciudadanía exige –o al menos debería hacer, para evitar que nos traten como borregos serviles- es que los políticos sean coherentes con sus postulados y discursos, y en caso de cambiarlos, -la norma de todas las casas (partidos) de forma que donde ayer decían diego hoy dicen diga y viceversa -, tendrían que explicarlo, simplemente por una cuestión de respeto hacia sus súbditos votantes; no obstante esto es como pedir peras al olmo, dado el tropel de políticos que tenemos en España. En esta clase prima el compadreo y mercadeo, (tu me apoyas en esto yo te doy lo otro, caso fragrante de los presupuestos o el tu más, en tu partido hay corrupción, pues anda que en el tuyo), sobre el bienestar general, de forma que lo contrario a lo expuesto resulta claramente utópico.
Ejemplos de estos tenemos infinidad, de manera que el contenido total de la enciclopedia británica, con sus 32 volúmenes, se quedaría corto y exiguo para enunciarlos y relatarlos.
El penúltimo de estos episodios de racionalidad y ecuanimidad, pues cada día nos encontramos con alguno más que añadir a la lista, es el caso del portavoz de Exteriores del PP, Gustavo de Arístegui, quien recientemente ha afirmado que la posición de su partido sobre la Alianza de Civilizaciones ha variado y ahora la ve con mejores ojos porque ha evolucionado "en un sentido positivo" respecto a cuando la propuso el jefe del Gobierno, meses a. Lo que habría de discernir es si esa es la posición actual del partido –mañana o dentro de dos minutos puede variar- o es una opinión personal del dicente, pues el PP últimamente parece una jaula de grillos, en el que cada uno canta, chirría o grilla a su libre albedrío.

Sin lugar a dudas el fin de esa alianza, ensalzada por unos y denostada –hasta ahora- por otros es loable, “superar la brecha abierta entre el mundo occidental y el mundo árabe y musulmán” Lo que resulta más difícil es su consecución, pues mediante el simple dialogo de pueblos y civilizaciones no es posible, dado las grandes diferencias que existen no sólo culturales, sino también religiosas, sociales, económicas, políticas…

Esa diferencia se encuentra ampliamente marcada en el tema de la mujer y de los derechos sociales. Un palmario paradigma lo encontramos en la portada adjunta (foto), en la que el denigrador de la mujer, puede elegir la pena que le han impuesto, convirtiendo a la ofendida y agraviada en condenada, siendo su pena a cumplir de “cadena perpetua”, debiendo sufrir al que en el otro lado del mundo seria el reo.
Condenado a casarse con la chica que violó
Un consejo rural indio ha obligado a un hombre de 25 años a casarse con su víctima,de 21, como “castigo” por violarla dos días antes, según la agencia IANS. El consejo dictaminó o se casaba con ella o pagaba una multa. 

Siempre en estas cuestiones nos dirigimos y fijamos directamente en el mundo musulmán (en sentido genérico, pues hay excepciones aperturistas), ya que las diferencias suelen ser mas radicales (lapidaciones, derechos frente al marido) todo ello motivado por tener una mayor información, en algunos casos mediática. Sin embargo, la situación de estas no es diametralmente distinta en otros lugares del lejano oriente (países no musulmanes) como puede suceder en China, Japón o la India.


Lo que resulta “curioso” es que ese acercamiento llamémosle cultural se produce mas de este lado que del otro. La tolerancia y el respeto a las tradiciones orientales (culturales y religiosas), se manifiesta en mayor medida en occidente no produciéndose en igual medida en oriente, donde realizar ciertas conductas (besarse en público, llevar prendas indecorosas o manifestar lo que se piensa) podría llegar a acarrear incluso el presidio.

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