martes, 6 de septiembre de 2005

EL HAREN

Hoy me he levantado con el propósito de hacer como el rey Msuati III, el último monarca absoluto del África subsahariana, su país Suazilandia.

El propósito de este rey era elegir su decimotercera esposa, entre más de 50.000 vírgenes de su país, para completar su harén. Mi propósito es el de pasar un buen rato y evadirme de la duda “vuelta al colé”.

Cuando salga de casa para ir a trabajar, iré eligiendo a todas aquellas chicas que me vaya encontrando por el camino y me gusten; descartando a las compañeras de trabajo y a aquellas que entren en la oficina, luego de vuelta a casa haré lo mismo. Claro esta, mi elección será virtual, sino fuese así no viviría para contarlo. En el caso del rey las elegibles eran vírgenes, a mí me da igual que lo sean, estén casadas, viudas o solteras, eso si que estén en edad de merecer.

Comienza “la caza”, llevo dos minutos andando y no me he encontrado a ninguna candidata.
A lo lejos veo a una chica “que me puede servir”, lleva una minifalda roja, no le distingo la cara, pero va para el cesto, es la primera.
La cajera del supermercado que esta limpiando, también me sirve.
Me cruzo con una policía municipal, ¡ qué guapa esta con el uniforme!, ya la tenia echado el ojo hace tiempo, la elijo para formar parte del club, menos mal que no sabe cuales son mis pensamientos, porque sino me detiene, me sonríe y me dice buenos días.

Llego a la oficina, me pongo a trabajar, intento olvidarme del juego.

En la hora del desayuno. Tomo un café rápido, hay demasiado trabajo. Quiero ser jefe para planificar así las vacaciones de los empleados, que casualidad cuando esta el jefe se sustituyen a los que están de vacaciones, cuando él esta de vacaciones, no importa que los que quedamos apechuguemos con todo el trabajo.

De vuelta a casa, consigo tres candidatas más. La chica del banco no esta mal. Esa señora que no ha respetado el cera el paso, también esta bien, así que la elijo. Llegando ya a casa, veo una chica que parece que se va a romper, vaya andares lleva, la sigo despacio hasta que toma otra dirección.

Es el momento de realizar un balance, en total he seleccionado a seis, será un harén no muy numeroso, pero me vale, de todas formas en cualquier momento lo podré aumentar, a hora queda soñar.

Todo lo escrito y lo hecho a lo largo de la mañana, es una autentica tontería, lo sé, pero era la única forma, de olvidarme de lo duro que resulta la vuelta al trabajo, y lo que me espera hasta las próximas vacaciones, al no ser que me toque la lotería y mande el trabajo (incluido jefes y algunos compañeros) al más allá y me dedique a la buena vida. Con el tiempo todo llegara.

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