Hay gente que piensa lo que dice, otra que no piensa lo que dice y una tercera que no dice lo piensa.
En ese tercer grupo me encuentro yo, sobre todo cuando se trata de temas triviales, me explico, normalmente cuando atiendo a alguien en mi trabajo, si es una chica mejor (la edad no importa, por supuesto hasta cierto punto), hago comentarios mentales propios, como por ejemplo, hoy me dice una chica rumana, refiriéndose a lo que había escrito en un papel, "es bueno", mi comentario interior ha sido “tu si que estas buena”, venia con el novio (supongo) un armario de tres por tres. Hace algún tiempo, cuando atendía a una chica extranjera (creo que polaca), que venia con dos niñas de poca edad, le dijo una de ellas “mama que es follar”, la madre se quedo blanca, yo me hice el despistado, como si no la hubiese oído, y claro mi pensamiento interior fue “lo que yo haría con tu madre ahora”. Esto no solo me pasa con extranjeras, también con nacionales como el otro día con una señora que planto su personalidad delante del mostrador, mi pensamiento fue “vaya melones”.
No soy machista, mis pensamientos también surgen cuando atiendo a hombres, aunque, gracias a Dios, son de otra índole, suelo pensar “qué quieres capullo”, “adiós maricon” o “no eres más tonto porque no entrenas”, entre otras cosas publicables.
Temo que un día se me escape el comentario en voz alta y veremos la que se puede liar.
En ese tercer grupo me encuentro yo, sobre todo cuando se trata de temas triviales, me explico, normalmente cuando atiendo a alguien en mi trabajo, si es una chica mejor (la edad no importa, por supuesto hasta cierto punto), hago comentarios mentales propios, como por ejemplo, hoy me dice una chica rumana, refiriéndose a lo que había escrito en un papel, "es bueno", mi comentario interior ha sido “tu si que estas buena”, venia con el novio (supongo) un armario de tres por tres. Hace algún tiempo, cuando atendía a una chica extranjera (creo que polaca), que venia con dos niñas de poca edad, le dijo una de ellas “mama que es follar”, la madre se quedo blanca, yo me hice el despistado, como si no la hubiese oído, y claro mi pensamiento interior fue “lo que yo haría con tu madre ahora”. Esto no solo me pasa con extranjeras, también con nacionales como el otro día con una señora que planto su personalidad delante del mostrador, mi pensamiento fue “vaya melones”.
No soy machista, mis pensamientos también surgen cuando atiendo a hombres, aunque, gracias a Dios, son de otra índole, suelo pensar “qué quieres capullo”, “adiós maricon” o “no eres más tonto porque no entrenas”, entre otras cosas publicables.
Temo que un día se me escape el comentario en voz alta y veremos la que se puede liar.