Si definimos algo como una situación o hecho que mueve a la risa o la burla pública o de los presentes, normalmente por producir muy mala impresión u opinión en ellos, quizás en un principio no nos diga nada y no sepamos a que nos estamos refiriendo, pero si lo decimos en términos llanos y coloquiales, el protagonista de esa acción estará haciendo el ridículo.
Un ejemplo claro de esta situación, lo podemos encontrar en lo que le ha sucedido al juez Garzón con el tema de la falsificación o vaya usted a saber el que, del informe sobre el acido bórico que vinculaba de forma elucubratoria, sea dicho de paso, a los atentados del 11 M con ETA. Hay una cosa en este tema que escapa al sentido común, si no había conexión entre un hecho y otro, ¿por qué se manipulo el contenido del informe original?,y ¿a quien se pretendía ayudar o enfangar con ello?.
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